domingo, 27 de febrero de 2011

Hablando tecnicamente.......

A estas alturas ya os habréis dado cuenta de que no sigo una estructura global con estas entradas y que sencillamente me limito a escribir las cosas según me van viniendo y contando las anécdotas de mi pasado según las voy recordando, sin ningún tipo de orden cronológico. Aunque me esforzare por ayudar al lector en entender, me temo que muchas veces las anécdotas pueden estar faltas de contexto y algunos fragmentos tener algún final algo abrupto (por decirlo de forma suave).
Lo que voy a narrar ahora es una anécdota de mi primer año en el Politécnico Marítimo Pesquero de Vigo, donde estudiaba supervision y control de maquinaria marina e instalaciones del buque, o simplificando, ciclo superior de mecánica naval (para que complicarse...) Esto fue en 2007 (puedo aseguraros que recordar el año exacto me ha llevado unos minutos), a principios del curso académico.
La anécdota se basa en mis relaciones con un profesor que nos daba la asignatura de Motores, asignatura que teniendo en cuenta  la temática del ciclo es de las mas importantes. El profesor que nos la daba se llamaba Cambeiro, y como nunca se le conoció apodo pues la forma que teníamos los alumnos de referirnos a el era "el cambeiro". Diciéndolo de forma suave, era un hombre estricto y recto, al menos con los alumnos. Entre sus normativas estaba que no se podía asistir a sus clases en pantalones cortos, ni siquiera en verano (aun hoy en día me sigo preguntando el motivo de esto), te trataba siempre de usted y en general era inflexible.
Habiendoos puesto ya todo lo posible en contexto llega la hora de ir a la anécdota. Esto sucedió la primera vez que fuimos al simulador de la sala de maquinas, que vendría a ser una estancia grande dotada de diversos sistemas electrónicos y conmutadores cuyo objetivo es simular de una forma fidedigna varias operaciones que se llevan a cabo en una sala de maquinas. El centro de la estancia estaba ocupada por una mesa de juntas rodeada de varios sillones cómodos. Nada mas llegar al aula el profesor no estaba y claro, todo el mundo se sentó. Cuando apareció nos dijo así:
-"A ver.Ponganse de pie todos.Quiero dejar una cosa clara. Ustedes son jóvenes y en una sala de maquinas no hay asientos, así que, no los quiero ver sentados ahí."
Obviamente obedecimos todos como mandaba el profesor. Y empezó a explicarnos como era el simulador, lo cual le llevo una hora o así. Luego nos dejo haciendo unas tareas mientras el se metía en un despachito que tenia ahí. Tras media hora de pie quieto, mis piernas se quejaban, asi que me sente en el suelo. A los pocos minutos apareció el profesor y tenia cara de enfadado.
-"De Andrés, ¿verdad?. Pongase de pie-a lo cual obedecí sin objeción
-"Les dije que no se sentaran y ¿asi es como me obedece?
En ese mismo momento lo mas sensato, en beneficio de mi carrera académica y de mi bienestar propio, habría sido excusarme y pedir disculpas por mi comportamiento, y sin embargo como suele pasar en estos casos, mi lengua trabajó mas rápido que mi cabeza:
-"Lo siento Don Cambeiro, pero sus instrucciones se referían a sentarse en los sillones. Yo estaba sentado en el suelo"
Esta respuesta tan osada provoco un semblante de ira en el profesor. Supongo que nunca se encontro con alguien como yo (la mayoría dan gracias por ello)
-"De Andrés -dijo en un tono de absoluto cabreo-¿Usted esta completamente loco o es que quiere torearme?
Y una vez mas jugué una de mis cartas y solté una de las mías
-"Técnicamente lo primero profesor. Mi salud mental no puede definirse como buena por lo que efectivamente podriamos decir que estoy loco en términos mundanos"
Esa respuesta le dejo totalmente fuera de juego. Supongo que esperaba que me acojonara o algo así. Por un momento pensé que el profesor iba a entrar en combustión espontánea pero la realidad no es tan bonita y tuve que conformarme con un balbuceo entrocortado que era como un "pe...pe...pero" y acto seguido el profesor se marcho. Mis compañeros, viendo la situación tomaron la decisión de negar cualquier relación conmigo en esa clase y tanto profesor como alumnos hicimos algo de tabula rasa e intentamos olvidar ese incidente. La verdad es que no se olvido, al menos en el interior del profesor. Dos años después, durante una visita a la escuela tras ya haber sido titulado, mientras yo me estaba tomando algo con 3 personas que trabajaban allí, Ana, Dosi y un chico de mantenimiento de allí (lo siento..no puedo recordar bien el nombre), Cambeiro fue a tomar algo y al verme me saludo de una forma totalmente informal que llamo la atención de mis acompañantes pues jamas habían visto al estricto profesor saludar a nadie de una forma tan distendida y menos a un alumno. La verdad es que empezamos de una forma rara, pero tras algunos meses, Cambeiro y yo descubrimos que compartiamos cierta afición conjunta, y es que ambos eramos seguidores de la saga de simuladores Silent Hunter. Tras acceder en un recreo a enseñarle algunas tácticas, nuestra relación mejoro bastante. Supongo que nada une tanto como enseñarle a alguien como hundir un portaaviones japones con un solo torpedo.
Eso es todo por hoy. Se despide vuestro anfitrión. Ach, no, es broma. No me voy a ninguna parte...os quiero demasiadoo.

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